
Cuando tomé la decisión de hacer este viaje, mi propósito principal era darme un merecido descanso después de un semestre particularmente difícil en la Facultad de Derecho (sí, fue hace varios años, un poco antes de que Instagram fuera inventada… y sí, para aquellos que no sabían, soy abogada). Entonces agregué a Salvador de Bahía a mi lista solo pensando en beber y tomar sol. No me malinterpretes, me tomé mi peso en caipiriña. Voy a culpar al calor. Y al hecho de que las venden literalmente en cada esquina! Bueno, a donde iba era al hecho de que descubrí mucho más.
Hice este viaje con una compañera de curso, y fue una decisión de último minuto. Mientras estudiábamos para nuestros últimos exámenes del semestre, dijimos que nos ganamos una semana en la playa, donde el alcohol detuviera cualquier pensamiento legal que pudiéramos tener. Y así se decidió. Brasil estaba llamándonos. No sabíamos mucho sobre el lugar y no teníamos tiempo para investigar, así que decidimos comprar un paquete –donde reservan el hotel y planean las actividades por ti– algo que casi nunca hago. Pero esta vez valió la pena. En vez de pasar 8 días haciendo nada más que beber, terminamos yendo a lugares increíbles que no sabía que existían. Y, por supuesto, bebiendo también!

Guarajuba fue un perfecto primer día en el área. A solo 50 km de Salvador, este antiguo pueblo de pescadores tiene un ambiente diferente al de la ciudad: más relajado y menos lleno de gente. Era el momento para tomar sol, probar algo de comida local y hacer nuestros primeros amigos brasileños.


En otros 30 minutos al norte, en la hermosa Praia de Forte, puedes visitar el santuario de tortugas Proyecto Tamar. Fue creado en 1980 con el objetivo principal de proteger a las tortugas marinas en la costa brasileña de la extinción. El centro recolecta los huevos, los cuida hasta que eclosionan y luego libera a las tortugas bebés en el mar. Si vas durante enero o febrero, puedes ver cómo nacen las tortugas ❤️



Un rápido viaje en bote por la bahía de Todos os Santos te llevará a Ilha dos Frades. Esta isla principalmente inhabitada es un oasis de paz. Conocimos a algunos lugareños e intentamos aprender capoeira. No hace falta decir que fallamos miserablemente. Consejo: no lo intentes en la arena, es muuuucho más complicado, aunque seguro te sacará más de una risa.


40 minutos más en bote te llevan a Itaparica. Inmediatamente puedes sentir que es una isla más grande. La gente está bailando y bebiendo en todas partes. Explorando un poco encontramos la Fonte da Bica, la ‘fuente de la vida’. Tener esa agua bendita explica la energía de los habitantes de la isla. Aunque también podrían ser las caipiriñas. Seguro que es la una o la otra.


Praia de Itapuã era el lugar para ‘ver y ser visto’ en los años 60. Eso trajo al compositor Vinícius de Moraes a vivir aquí. Hoy en día el tranquilo mar, las palmeras y la fama que trajo el escritor de «Garota de Ipanema» (la chica de Ipanema) todavía hacen que sea una buena escapada de Salvador.
Olha que coisa mais linda, mais cheia de graça
É ela a menina que vem e que pasa
Num doce balanço caminho do mar.
Moça do corpo dourado, do sol de Ipanema
O seu balançado é mais que um poema
é a coisa mais linda que eu já vi passar.


Pero lo mejor de lo mejor quedó para el final. Mi lugar favorito en Bahía fue Morro Saô Paulo. Este paraíso de naturaleza indomable está a 2-3 horas en barco desde Salvador. Tiene 5 playas diferentes, cada vez menos turísticas a medida que avanzas. Las playas 4 y 5 son tranquilas y están llenas de peces de colores. Puedes llegar a ellas caminando un par de horas. Vale la pena caminar con los pies en el cálido Atlántico, maravillándote con el entorno! Si quieres aún más paz, anda a cualquier otro lugar en la isla Tinharé. Seguro que escaparás de los turistas. O hazlo como yo y anda fuera de temporada 😊



Salvador mismo es una mezcla ecléctica y encantadora de culturas. Tanto en las personas como en la arquitectura se puede encontrar una mezcla de amerindios, africanos y europeos. El hecho de que fuera la primera capital colonial de Brasil solo se suma a su esplendor.
Piérdete en el casco antiguo. Cada estrecha calle tiene un tesoro escondido. Pasea por el Pelourinho, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde encontrarás arquitectura barroca portuguesa colonial del siglo XVII al XIX.
No te pierdas las vistas desde el Ascensor Lacerda. Obtendrás un impresionante panorama de la bahía y una vista aérea del Mercado Modelo, el mercado más famoso de la ciudad, ubicado en un edificio neoclásico de 1861.





–> Merecía un lugar en la lista?
No soy fan de los destinos que se conocen solo por sus playas, así que estaba un poco escéptica acerca de cuanto me gustaría. ¡Pero realmente me gustó! La mezcla de historia, arquitectura, vida salvaje, relax y caipiriña hacen de Salvador un lugar interesante y divertido que puede mantenerte entretenido durante días y días.
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Me ha gustado mucho tu artículo Constanza!
Vaya que son muchas las cosas para hacer en Salvador de Bahía!
Te felicito y espero vayas por muchos viajes más!
En amistad
¡Me alegra mucho que hayas disfrutado el post, Kuauka! ¡Espero que se vengan muchos viajes para ti también! 🙂